La alcachofa: el corazón carnoso del otoño-invierno.

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La alcachofa: el corazón carnoso del otoño-invierno.

 Esta hortaliza de aspecto rudo y corazón tierno, guarda vitaminas y sales minerales en su interior, muy beneficioso para nuestro cuerpo.  

Su capacidad de adaptación es y la hace versátil. La podemos encontrar en sopas, cremas, tartas, arroces, estofados, lasañas, ensaladas, canelones, tortillas, pizzas, en formato chip, con pasta, con patatas, con sepia, con jamón, con praliné, con lecherillas, con foie, con almejas, con hongos, con vieiras, etc. Obviamente su aspecto no la hace la pieza más bella de la cesta de compra.

La alcachofa es diurética, digestiva, antirreumática. Protege el hígado y estimula la secreción biliar…aunque su lista de propiedades se extiende hasta el uso terapéutico: tiene capacidad adelgazante, es depurativa, ayuda a saciar el apetito.

 Esta hortaliza queda bien con vinos tintos añejos, blancos con barrica, grasos, y finos gaditanos, también le sientan bien, la mezcla de sabores con las cervezas potentes, con esas de fermentación alta. Muchas otras bebidas no encajan, a causa del gustico un poco metálico que deja dicha hortaliza al combinarlas con ciertas bebidas.

Su origen se fija en el norte de África, es de conocimiento cultural que los griegos y romanos ya la comían, aunque su expansión no ocurre sino hasta la Edad Media. Hoy día se produce y consume con gran auge en: España, Francia e Italia.

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